¿Qué lo motiva?
La motivación es un factor clave en el adiestramiento y el comportamiento canino. Comprender qué motiva a nuestro perro y cómo utilizar esa motivación de manera efectiva puede marcar la diferencia en su aprendizaje y bienestar. En esta entrada de blog, exploraremos los diferentes aspectos de la motivación del perro y cómo podemos aprovecharlos para fortalecer nuestra relación y lograr resultados positivos en el adiestramiento.
Identificando las fuentes de motivación:
Cada perro es único y puede ser motivado por diferentes cosas. Algunos perros encuentran la comida altamente motivadora, mientras que otros pueden ser más receptivos a elogios, caricias, juegos o juguetes. Observar las reacciones de nuestro perro y experimentar con diferentes estímulos nos ayuda a identificar qué es lo que realmente lo motiva.
Reforzamiento positivo:
El refuerzo positivo es una herramienta poderosa para motivar a nuestro perro. Consiste en recompensar los comportamientos deseados mediante el uso de estímulos que sean valiosos para el perro. Ya sea ofreciendo golosinas, palabras de elogio o una sesión de juego, el refuerzo positivo refuerza la conexión entre el comportamiento deseado y la recompensa, fomentando la repetición y consolidación de dicho comportamiento.
Variación y diversidad:
La motivación del perro se puede fortalecer al incorporar variedad y diversidad en el adiestramiento y las actividades. Los perros tienden a aburrirse con la repetición constante y pueden perder interés y motivación. Introducir nuevos ejercicios, desafíos y juegos mantiene a nuestro perro comprometido y emocionado, estimulando su mente y cuerpo de manera positiva.
Adaptando el nivel de dificultad:
La motivación puede verse afectada si los desafíos son demasiado fáciles o demasiado difíciles para el perro. Es importante adaptar el nivel de dificultad de las tareas y ejercicios de acuerdo con las habilidades y capacidades de nuestro perro. Demasiada facilidad puede llevar al aburrimiento, mientras que demasiada dificultad puede generar frustración y desmotivación. Buscar el equilibrio adecuado asegurará que nuestro perro se sienta estimulado y motivado para superar los desafíos.
Reconocimiento y elogio:
Además de las recompensas tangibles, el reconocimiento y elogio verbal son formas poderosas de motivar a nuestro perro. Los perros anhelan la aprobación de sus tutores y responden positivamente a las palabras de aliento, caricias y expresiones de felicitación. Estas muestras de afecto y aprecio refuerzan el vínculo emocional con nuestro perro y generan una motivación intrínseca para complacernos.
En el mundo de la educación canina todo se basa en aumentar las probabilidades de que una conducta aparezca y disminuir las probabilidades de ocurrencia de otra conducta. Pero, sin la motivación del perro no se puede lograr ninguna de las dos opciones.
Cuando buscamos la aparición de una conducta necesitamos motivar al perro y preparar el camino para que esta ocurra, y en este punto es fundamental centrarse en «Hacer que el perro quiera hacer».
Si a la motivación del perro le sumamos la nuestra, es mucho más probable que ocurra la conducta que buscamos. Claramente, todo esto sin paciencia, no sirve de nada. Mucha motivación puede volver todo más desprolijo y desordenado y, por otro lado, poca paciencia imposibilita, muchas veces, la aparición de la conducta.
«Hacer que quiera hacer»; si no esperamos al perro el tiempo suficiente, muchas veces nos vamos a frustrar, por consecuencia a desmotivar, y este es el inicio del fin de la sesión con el perro.
La motivación es un elemento fundamental en la relación con nuestros perros. Al comprender y aprovechar las fuentes de motivación de nuestros peludos amigos, podemos potenciar su aprendizaje, fortalecer nuestra conexión y proporcionarles una vida plena y enriquecedora. Con una combinación adecuada de recompensas, variedad, establecimiento de metas realistas y enriquecimiento ambiental, estaremos construyendo un camino hacia el éxito y la felicidad compartida con nuestro perro.